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martes, 12 de agosto de 2014

El Hermano Burro

He aquí un cuento que me llamó la atención. De un autor del Perú, Francisco Izquierdo Ríos.

Lenguas de luna entraban en la sala por las puertas y ventanas abiertas; al centro se hallaba sentado en un sillón don Irineo, dormitando los humos de una borrachera. A don Irineo le gustaba frecuentar las tiendas de Baco. Siempre estaba achispado.

En esa condición no permitía que nadie lo molestara. De manera que dicha noche reinaba en la casa profundo silencio; la familia se había recogido en las habitaciones interiores. Sólo en la huerta, blanqueada de luna, un ligero viento bisbiseaba en los ramajes de los altos guabos y cocoteros; así como un burrito, irreverentemente parado en el mismo umbral de la puerta de la calle, de cuando en cuando, urgido por alguna comezón, golpeaba los cascos con violencia en el suelo.
-¿Quién se atreve a turbar mi sueño?- rugió don Irineo; y como en ese momento el burro golpeara nuevamente los cascos, se dio cuenta de que era aquel; entonces llamó a uno de sus hijos:-¡Teodoro!
-¡Papá!- se presentó el muchacho.
-¡Saca de allí a tu hermano!- le ordenó el viejo señalándole al burro.
Teodoro se acercó al pollino orejudo y cogiéndolo amorosamente del pescuezo, le dijo en voz un tanto alta, para que oyese don Irineo:
-Hermanito, dice papá que vayamos a dar un paseo por la plaza.


Nos vemos.

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